Un estudio citado por EatingWell, que analizó los hábitos de más de 92 mil personas, encontró que consumir al menos media cucharada diaria de este producto se asocia con un 28% menos de riesgo de morir por demencia.
Aunque los autores advierten que no se trata de una relación causal directa, los resultados refuerzan la importancia de este alimento en la prevención de trastornos neurodegenerativos, en especial dentro de un patrón alimenticio saludable.
Los beneficios provienen de su composición:
- Grasas
- Monoinsaturadas
- Antioxidantes
Estos componentes protegen las células cerebrales y reducen el daño oxidativo, uno de los factores vinculados al deterioro cognitivo. Los expertos recomiendan optar por versiones extra vírgenes, menos procesadas y con mayor concentración de compuestos activos.
Manera en que se conserva
Para preservar sus propiedades, se aconseja almacenarlo en botellas de vidrio oscuro, protegidas del calor y la luz solar, y en envases de tamaño práctico que permitan consumirlo antes de que pierda frescura.
Más allá de su uso en la cocina, el aceite de oliva se perfila así como un recurso cotidiano con efectos positivos en la salud cerebral, sumándose a la lista de hábitos simples que podrían marcar la diferencia en la prevención del deterioro cognitivo.